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Uso del Electrocardiógrafo para el diagnóstico de Miocarditis Aguda

La inflamación del músculo cardíaco (miocarditis) es una enfermedad grave. Sus síntomas suelen ser difícilmente reconocibles, lo que dificulta un diagnóstico rápido. En casos graves, la miocarditis puede causar insuficiencia cardíaca o trastornos graves del ritmo cardíaco. A menudo se desarrolla después de infecciones de tipo gripal. Otras posibles causas son las:

  • Infecciones virales tales como el herpes, el sarampión o del virus Coxsackie.
  • Infecciones bacterianas, por ejemplo, los agentes patógenos de la amigdalitis, de la escarlatina, de la difteria o del envenenamiento de la sangre.
  • Infecciones parasitarias.
  • Fármacos.
  • Efectos colaterales de la radioterapia.

Debido a la clínica atípica, el diagnóstico de miocarditis a menudo sólo se hace después de haber descartado otros diagnósticos diferenciales potencialmente mortales. Entre los procedimientos diagnósticos cruciales se encuentran el electrocardiograma (examen más extendido de todos), los biomarcadores cardíacos como la troponina T, y la ecocardiografía y la resonancia magnética cardíaca.

El estándar de oro es la biopsia de miocardio, pero al ser un procedimiento invasivo no se realiza con regularidad. El análisis inmunohistoquímico de la biopsia miocárdica debe realizarse en un centro de cardiología que permita una opción de examen invasivo en el laboratorio de cateterismo cardíaco.

¿Cuáles son los síntomas de la miocarditis?

Los virus o las bacterias suelen provocar la inflamación del músculo cardíaco (miocarditis infecciosa). Por lo tanto, los síntomas de dicha infección suelen preceder a la miocarditis. Entre ellos se encuentran el resfriado y la tos, la fiebre, el dolor de cabeza y el dolor en las extremidades. 

Si estos síntomas parecidos a los de la gripe van acompañados de un aumento de la fatiga y el agotamiento, debilidad, disminución de la capacidad de recuperación o dificultad para respirar (disnea) al realizar un esfuerzo, son indicios de una miocarditis infecciosa. Sin embargo, no existen síntomas principales claros o definidos. De hecho, estas molestias suelen ser los únicos signos al comienzo de una miocarditis aguda. A veces se añaden síntomas como la pérdida de apetito y de peso, así como dolor irradiado en el cuello o los hombros.

¿Cómo se puede diagnosticar la miocarditis?

Los procesos inflamatorios virales pueden ser bien detectados por el laboratorio, el electrocardiograma (ECG) y el ECG de larga duración, la ecocardiografía, la tomografía computarizada (TC), la resonancia magnética (RM) o el diagnóstico por catéter. De este modo, se puede diagnosticar cualitativa y cuantitativamente la insuficiencia cardíaca sistólica o diastólica, las arritmias hemodinámicas o los daños en el aparato valvular, y distinguir las miocardiopatías dilatadas, restrictivas o hipertróficas. 

La RM cardíaca debe realizarse en pacientes sintomáticos con evidencia clínica de miocarditis. En los pacientes con sospecha clínica de miocarditis, los cambios agudos en el ECG de tipo “infarto”, la troponina T/I positiva, la elevación del NT-pro-BNP y la evidencia de edema o realce precoz positivo son indicadores inespecíficos de lesión miocárdica asociada a virus o células inflamatorias. 

Sin embargo, los procesos tóxicos, infiltrativos o infecciosos-inflamatorios responsables a nivel celular no se detectan, o se detectan de forma insuficiente, mediante diagnósticos clínicos no invasivos, incluida la resonancia magnética. Por otra parte, en los estudios por ECG, se pueden detectar ciertos cambios que denotan la presencia de un padecimiento en el corazón y que amerita análisis más detallados. En ese sentido, en la ECG se pueden producir los siguientes cambios:

  • Complejo QRS extendido.
  • Bloqueo de rama izquierda.
  • Cambios en las ondas ST, de segmento y T.
  • Arritmias bradicárdicas o taquicárdicas.
  • Signos de infarto.
  • Baja tensión y cambios en la onda P.
  • Signos de pericarditis concomitante.

Dado que este examen se basa en la medición de la actividad eléctrica del músculo cardíaco (electrocardiografía, ECG), permite detectar estos cambios en la actividad del corazón, ya que se producen por la inflamación del músculo cardíaco. Los síntomas típicos son la aceleración de los latidos del corazón (palpitaciones) y los latidos adicionales (extrasístoles). También son posibles las arritmias cardíacas. Dado que las desviaciones suelen producirse sólo temporalmente, es aconsejable realizar una medición a largo plazo de la actividad cardíaca (ECG de larga duración), además del habitual ECG de corta duración en reposo.

¿Por qué emplear el electrocardiógrafo de Kalstein para diagnosticar miocarditis?

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